Sise, Cise, Dise (El), Dises (Los)

Cita: Sise- T. F. A partir de semicorral, hoya o frontón, arrancan dos largas paredes abiertas a manera de un ángulo, hacia donde ojean el ganado salvaje para cogerlo [...] Entre los sises de la isla que recordamos por el momento, se cuentan el "Sise de la Degollada del Guanche" y el de "La Vera del Sise" en el Risco de tío Marcial, ambos en Güímar. […] Siseo, "echar un sise"- F. Es el ojeo para correr el ganado guanil o salvaje hacia el sise, con destino a la matazón o bien para marcarlo. […] Sise, es un corral de forma especial, para lo que se utiliza una hoya, barranco ó fronton, de donde arrancan dos paredes abiertas á manera de los lados de un ángulo; hácia donde ojean el ganado medio salvaje para encerrarlo. Entre otros se conservan aún el “Sise de la degollada del guanche” y “el de la Vera del Sise” en el risco de tió Marcial, en las cumbres de Güímar.

Autor: Juan de Bethencourt Alfonso, 1886.

Cita: DISE- Se trata de uno de los nombres más intrigantes de cuantos entran en la nomenclatura toponímica de Lanzarote por la gran difusión que alcanza en su geografía, pues son muchos los topónimos en que entra a formar parte como componente. [...] Qué puede haber significado en su momento esta enigmática palabra, no he podido averiguarlo pese al empeño que he puesto preguntando una y otra vez a cuantas personas residían en las inmediaciones de los respectivos lugares con ella nominados. Su empleo como designación de algo concreto que antaño debió estar muy extendido a juzgar por el número de sitios que aún conservan su nombre, se ha perdido por lo visto desde hace mucho tiempo.                                

Autor: Agustín Pallarés Padilla, 1990.

Cita: sises en Fuerteventura y dises en Lanzarote y La Graciosa, con un total de 14 ejemplos, 6 majoreros, 6 conejeros y 2 gracioseros, y cuya significación no hemos podido descifrar […] en el francés antiguo hemos encontrado assise: “‘tributo que se imponía al pueblo”, deriv. de asseoir ‘poner’, propte. ‘asentar, colocar’. En castellano se especializó en la acepción ‘impuesto que se cobraba sobre géneros comestibles, acortando medidas’, 1331”. Así explica J. Corominas el étimo de la voz castellana sisa, muy cercana en la grafía, a sise y sus variantes. Conociendo la estancia en las islas orientales de normandos, esta hipótesis no parece tan irreal, quizá en los topónimos perviva la acepción más antigua de ‘asentar’, aunque esto no deja de ser una conjetura que futuras investigaciones deberán completar.

Autores: María Teresa Cáceres Lorenzo y Marcos Salas Pascual, 1993. 

Cita: 
[…] que Aguahudese se refiera específicamente a los charcos allí existentes; en ese caso debemos tener en cuenta que la Lomada de Seima en una comarca pobre en fuentes, lo que determina que Los Charcos de Aguahudese sean el elemento geográfico más importante de la zona. Si el nombre aludiera a la presencia de unos charcos asociados a una fuente sugeriríamos en ese caso que se comparase con una palabra común del español de La Graciosa, Lanzarote y Fuerteventura, aparentemente ya desaparecida del habla común, pero que pervive en la toponimia genérica de esas tres islas, con formas tales como El Dise, Los Dises o El Disadero, unos nombres de lugar que, según Pallarés Padilla, van siempre asociados a la presencia de alguna “poceta, pileta o pequeño receptáculo destinado a recoger las aguas de lluvia” […]. Para esas islas recogemos datos sobre al menos 17 lugares con nombres del tipo El Dise y sus variantes, distribuidos de la siguiente manera: Lanzarote (15), La Graciosa (1) y Fuerteventura (1) […].

Autor: 
José Perera López, 2005.

Cita: 
La actividad más importante en la zona de Los Islotes ha sido el pastoreo, del que quedan gran cantidad de conocimientos sobre el territorio y prácticas relacionadas con él (topónimos, construcciones, corrales, toriles, etc.). Dentro de este tipo de construcciones asociadas al ganado, se cita con mucha frecuencia, los sises, denominación dada a paredes destinadas a cerrar el paso del ganado en ciertas zonas, y que aún se conserva como topónimo en algunos lugares de Fuerteventura. También en forma de topónimo permanece todavía en nuestra zona de estudio, derivado a la forma Dise, y de él nos dieron información oral los pastores de Tinajo, José Guillén y Antonio Perdomo (que nos citaban, además, las formas lingüísticas Dis de Arriba y Dis de Abajo).

Autor: 
José de León Hernández, 2008.


DISCUSIÓN:

En el derecho fiscal medieval castellano y portugués existen las expresiones echar [una cantidad monetaria] en sisa, echar la sisa [de una suma de dinero], echar por sisa, echar sisa o repartimiento, que significa poner al cobro la sisa con permiso o licencia real, es decir, recaudar el impuesto o tributo que consiste en mermar una cantidad proporcional de una mercancía para la entrega de su valor a la Hacienda real. Análogamente, pecho de la sisa, pechar por sisa en la carne, harina, aceite, pescado, vino, esclavos, etc. que se vendan en la localidad.
Alfonso cita la voz sise para Tenerife, demostrando que no es exclusiva de Lanzarote y Fuerteventura. Al mismo tiempo, él la recoge de Ramón Fernández Castañeyra para esta última isla. Los sises de Güímar mencionados son construcciones ganaderas específicas que dan nombre al lugar.

La voz sisa proviene del bajo latín assisa (Figueiredo) o assisia, contracción cise (Du Cange), con volcado hispano-aragonés a través de sissa, que algunos autores radican en incissio (incisión, corte) o accissa  (ad census). Sisar es hurtar, sustraer furtivamente, disminuir, diezmar (diezmo y sisa son sinónimos), cortar una pequeña parte de algo. El siseo que Bethencourt Alfonso asimila a echar un sise es la reunión del ganado suelto para realizar determinadas labores selectivas, escogiendo algunas cabezas para la matazón, las marcas, la castración de los machos, el reparto a los rebaños, separar o ahijar los baifos, etc.

Es importante destacar que Bethencourt Alfonso anota dos veces en su manuscrito la definición de sise. La nota más detallada (Libro 4, p. 557) especifica que se trata de un corral “especial”, un semicorral (Libro I, p. 360), que se diferencia de la gambuesa porque el espacio interior se acomoda o encaja en la concavidad de una hoya, barranco o frontón, oquedad natural a la que se añade una embocadura mediante dos muros abiertos en ángulo, uno por cada lado, que forman una especie de callejón o cauce triangular hacia el cual conducen el ganado para encerrarlo.

Fotografía aérea de la zona montañosa de Cofete, Fuerteventura (1963), mostrando un sise (centro dcha.) con su característica forma triangular de embocadura. A la izquierda se aprecian varias gambuesas circulares.
La anotación de Bethencourt Alfonso parece indicar que los pastores consideraban al sise un tipo especial de corral, hacia el cual se echaba el sise mediante el ojeo entre la costa y el monte, reuniendo con la apañada el ganado suelto. Podemos considerar tres posibles orígenes semánticos para sise:

1) La forma angular de los muros hacia la pared o cajón de fondo del relieve, podría recordar a la sisa o corte del tejido en la manga a la altura de la axila, o simplemente un recorte en el terreno levantado aprovechando una concavidad natural, tomando de aquí la raíz.
Sisa o hueco cortado para unir la manga, con su característica forma abierta en ángulo.
2) La sisa puede ser también la actividad que se ejecuta dentro del recinto, seleccionando, dividiendo, ahijando, marcando o repartiendo el ganado una vez hecho el recuento, acción vinculada quizá a la medianería, o simplemente destinada a la sustracción de algunas cabezas destinadas a la matazón, para carne (especialmente los machos), para la venta, etc.

3) O bien, el sema vendría a través del siseo, es decir, la labor previa de ir reuniendo y dirigiendo el ganado hacia el sise, es decir, la actividad que se realiza fuera de la propia depresión o lugar acomodado mediante hiladas de piedra seca que formaban el característico semicorral. Apañar y echar un sise pueden ser sinónimos de hurtar, coger, capturar el ganado que anda libre en la dehesa, reuniéndolo en la gambuesa o sise. La actividad en conjunto sería la apañada o siseo del ganado.

Antonia Perera, en su estudio arqueológico sobre la península de Jandía, en Fuerteventura, cita la Gambuesa del Sise, en El Matorral, y la Gambuesa de Sisetoto (El Sise de Toto), en Cofete, entre otras. Estas denominaciones denotan con claridad la distinción entre sise y gambuesa, aunque comparten el mismo campo semántico. Gambuesa, sise, bailadero (etimología popular por baladero, de balar), son estructuras amuradas de piedra seca que suelen aprovechar lugares del relieve apropiados para acorralar las reses, si bien en el siseo se utilizarían específicamente unas paredes que, formando dos vértices de un triángulo y dejando abierto el tercero,  cierran al ganado hacia el punto de unión del que parten las dos hiladas abriéndose en ángulo.

Gambuesa con sise en Cofete. Obsérvese cómo el sise aprovecha el relieve en el vértice inferior; la pared superior corre paralela a la línea de playa de Cofete y está cortada por un barranco. Este sise ya aparece así en el primer registro fotográfico hace cincuenta años. Probablemente es una estructura centenaria.

Con cualquiera de los tres significados propuestos, nos parece que sise es un apócope de siseo vía participio: echar una sisa à echar un sisado à echar un siseo à echar un sise, que construye un género masculino para sisa y lo arrastra de ahí hasta el topónimo, diferenciándose con este matiz de la voz original, que es de género femenino. La morfología de la expresión sise / siseo / sisar es similar a ojo / ojeo / ojear, o también a ruedo / rodeo / rodar. Todas se prestan a anomalías vocálicas de disimilación o división entre las sílabas.

También es femenino el sustantivo francés assise, del verbo asseoir (sentar), que sirve para denominar el asiento de los cantos, ó fila de las piedras puestas unas sobre otras en una obra de cantería (Barthélemy Cormon), significado que resulta atractivo para el estudio etimológico de sise, pero del cual no se conocen paralelos en las islas, al contrario de lo que ocurre con sisasisar y sus derivados, que sí están presentes en el habla canaria.


La evasiva voz dise

En el Avance de la Carta Arqueológica de Lanzarote, publicado en 1993, José de León y Antonia Perera describen así el lugar denominado Los Dises:

Los DlSES: V-E. V-I. (B). Aljibes, recintos y abrigos pastoriles.
Destaca una construcción realizada con una técnica muy primitiva. J. Guillen (Tinajo), cita el hallazgo de cerámica en esta zona que denomina el Dis de Arriba y el Dis de Abajo. A. Pallares relaciona estos topónimos con pilas, pocetas, etc.

En otra descripción arqueológica que José de León publicó en 1994 sobre una de las ubicaciones del topónimo, indica:

Nos referimos al Islote de los Dises, donde se localizan unos recintos de piedra seca de tendencia circular, con aljibes asociados de gran antigüedad y cerámica de tipo popular en superficie.

Sin embargo, en la conclusión de su trabajo (2008), el arqueólogo no se muestra convencido de la solución propuesta por Pallarés, aunque tampoco tiene clara la relación entre sise y dise:

Se mencionan en muchas ocasiones los sises, término aún vivo, también presentes en Fuerteventura (Degollada del Sise, entre Tuineje y Pájara; el Sisito, por el campo de tiro, etc), y que se ha perdido en el habla actual de Lanzarote, aunque sí existe en la toponimia, posiblemente con la variante extendida dise,  que nos plantea algunas dudas sobre su morfología, posiblemente un tramo de pared, y uso, en algunos casos para evitar el paso del ganado por un punto concreto del territorio.

Pensamos que la vinculación semántica que establecen Agustín Pallarés (seguido por Hans-Joachim Ulbrich, 1995) y José Perera entre el topónimo sise / dise y las pocetas de agua es producto de que los sises donde se recoge el ganado se levantan preferentemente allí donde se puede disponer de agua en las inmediaciones para abrevarlo. Es decir, el topónimo no se debe a la presencia de abrevaderos, sino que a la hora de levantar estas construcciones pecuarias se prefería un lugar que facilitara al ganado el acceso al agua, condición que no siempre se cumple.

Nuestra explicación para dise es que esta palabra se ha originado por un fenómeno fonético de inducción lingüística denominado alargamiento, por adición de una d- protética inicial al plural de sise, como explicamos a continuación.

A poco que observemos, nos daremos cuenta de que no existe ningún topónimo Los Sises, en plural. Sise solamente aparece en singular. Consideramos que los-dises es el plural irregular de sise debido a la interacción por fonética sintáctica entre los dos elementos del enunciado. Este accidente, conocido como prótesis, consiste en añadir al principio de la palabra una consonante que le es ajena.

Al pronunciar los sises se produce una fusión de la –s implosiva final del artículo y la s- inicial del sustantivo. El locutor isleño enfrenta la difícil articulación y aspiración de las dos sibilantes y aspira primero la del plural del artículo, produciendo un efecto de incorrección, como si dijera lo-sises omitiendo el plural del artículo. La caída [ø] de la -s final del artículo provoca una ultracorrección que la restaura mediante la sustitución de la s- inicial de s-ise por una consonante dental protética, separando el sustantivo y facilitando su dicción, como ocurre análogamente en la prótesis ir / dir, produciéndose así a partir de los-sises la locución quasi epentética los-dises.

el sise à los-sises à loh-síses à loø-síses à los-d-íses

La dicción aspira las sibilantes implosivas, tan característico del español atlántico, alcanzando la pronunciación final propia del habla canaria: loh-díseh.

los-d-íses à loh-d-íseh

Interesa destacar que el sustantivo dise singular se origina a posteriori, retornando a partir del plural irregular de sise y adquiriendo una forma evolucionada propia con la voz dis.

el sise à los dises à el dise à el dis

El topónimo El Dise surgió a partir de la solución que dio Los Dises para facilitar la articulación del plural de sise, independizándose luego como un sustantivo aparentemente distinto cuyo origen, etimología y significado ha sido imposible de hallar porque se buscaban al margen de su raíz primaria singular sise, como si fueran palabras diferentes.

De aquí parten las variantes sisito y disadero, siendo este último una ultracorrección peculiar con sufijo –ero, típico del mundo ganadero-pastoril isleño, que deja entrever de manera indudable la raíz original sisa (debía ser sisadero). Esta creación especial tiene significado equivalente a sise, lugar adaptado para la sisa o siseo del ganado, como es el caso del topónimo, en un barranco. Pensemos, por ejemplo, en el topónimo Boca de Abajo-Los Dises, donde vemos una relación topográfica entre la embocadura o estrechamiento y la ubicación de las paredes o recintos de piedra.

En definitiva, semánticamente sise / dise proviene de la voz de origen latino sisa que significa sustracción o recorte de algo y el étimo se especializó para designar al semicorral de piedra seca o concavidad reforzada por muros en ángulo para recoger el ganado.

Descartamos la asimilación con el vocablo prehispánico gomero aguahudese, que consideramos falso amigo de dise por homofonía y cuya etimología no tiene nada que ver con la voz sise, de clara procedencia románica.


Fuentes y Bibliografía:

Bethencourt Alfonso, Juan (de) (1866): Manuscrito: ms_171_1, 360, ms_171_1, 397 y ms_171_4, 557.

Cáceres Lorenzo, María Teresa
 
/ Salas Pascual, Marcos (1993): Algunas características peculiares en la toponimia de Lanzarote y Fuerteventura, en Tebeto (Anuario del Archivo Histórico Insular de Fuerteventura), VI. p. 265-266.

Castañeyra, Ramón Fernández (1991): Memoria sobre las costumbres de Fuerteventura. Escrita para el Señor D. Juan Bethencourt Alfonso, Transcripción, prólogo, notas e índice de Francisco Navarro Artiles, Servicio de Publicaciones del Cabildo Insular de Fuerteventura.

León Hernández, José (de) y Perera Betancort, María Antonia (1993): Avance de la Carta Arqueológica de la isla de Lanzarote, V Jornadas de Estudios sobre Fuerteventura y Lanzarote, Cabildo Insular de Lanzarote y Fuerteventura, Tomo I. p. 458.

León Hernández, José (de) y Perera Betancort, María Antonia (1994): Las aldeas y zonas cubiertas por las erupciones volcánicas de 1730-36 en la isla de Lanzarote - "La historia bajo el volcán", VII Jornadas de Estudios sobre Fuerteventura y Lanzarote, Cabildo Insular de Lanzarote y Fuerteventura, Tomo I. p. 546.

León Hernández, José (de) (2008): Lanzarote bajo el volcán. Los pueblos y el patrimonio edificado sepultados por las erupciones del S. XVIII. Servicio de Publicaciones del Cabildo de Lanzarote, Casa de Los Volcanes. p. 71 (v. tb. p. 263-265)

Pallarés Padilla, Agustín
 
(1990): Topónimos guanches de Lanzarote inéditos para la investigación, II Jornadas de Historia de Lanzarote y Fuerteventura, Cabildo Insular de Lanzarote y Fuerteventura, Tomo II. p. 396

Perera Betancort, María Antonia (1993): Jandía: elementos de análisis para una interpretación arqueológica de la cultura de los majos, V Jornadas de Estudios sobre Fuerteventura y Lanzarote. Cabildo Insular de Lanzarote y Fuerteventura, Tomo V. p. 483-484.

Perera López, José (2005): La toponimia de La Gomera. Un estudio sobre los nombres de lugar, las voces indígenas y los nombres de plantas, animales y hongos de La Gomera CD-ROM Tomo II, Vol. 18. p. 123.